Patrona de Venezuela

Nuestra Señora de Coromoto (Historia Breve)

   Cuando se fundó el pueblo de Guanare en 1591, los indígenas que habitaban en la región, los Cospes, huyeron hacia la selva en el norte de la localidad. Esto dificultaba la evangelización que la Iglesia Católica había emprendido. La aparición de la Virgen ocurrió en esta selva a la que habían huido los nativos, el 8 de septiembre de 1652, donde la Virgen María se le apareció al Cacique de los Cospes, el nativo Coromoto (y a su mujer), diciéndole en su propia lengua: «Vayan a casa de los blancos y pídanles que les eche el agua en la cabeza para poder ir al cielo», con esta frase la Virgen le pide a él y a su tribu que se bautizaran. Según la tradición oral, el cacique le relató lo sucedido a su encomendero, don Juan Sánchez, éste le pidió que en ocho días estuviese listo con la tribu para recibir la catequesis y el bautismo. Varios indígenas cospes se convirtieron y se bautizaron, pero no el cacique, debido a que no se sentía a gusto, pues ya él no era el jefe. El nativo Coromoto huyó, la Virgen se le apareció otra vez, y Coromoto, enceguecido por la ira, alza su brazo para agarrarla y desaparece, la aparición se materializó en una estampilla hecha de fibra de árbol.

Cuenta el relato que Coromoto es mordido por una serpiente venenosa y vuelve a Guanare, herido y a punto de morir, comenzó a pedir el bautismo, se lo administró un barinés, y al bautizarse, se convirtió en apóstol y rogó al grupo de indios cospes rebeldes que estaba bajo su mando, que se bautizaran. Después, Coromoto, ahora con el nombre cristiano de Ángel Custodio, murió en buena vejez.

El Papa Pío XII en 1950, la declaró  «Celeste y Principal Patrona de toda la República de Venezuela» y su coronación canónica fue en 1952.

Curiosamente tiene gran similitud con la Virgen del Principio. Pintura que le atribuyen al propio Evangelista Lucas, y que fue venerada en Nápoles desde el siglo IV. La interesante investigación titulada: “Extrañas Coincidencias, Similitud de la Virgen del Principio con la Virgen de Coromoto” escrita por, Medardo D´Ambrosio, en: La Voce D´Italia (27 de mayo del 2002), dejan perplejo a cualquier investigador que esté dispuesto a escudriñar las resonancias de los primeros siglos del cristianismo en suelo venezolano. 

Oración a la Virgen de Coromoto

 Virgen Santísima, Madre de Dios y Madre Nuestra, por cuya poderosa mediación los fieles llegaron al conocimiento de la Fe Cristiana. Hermosisima Aurora que brillateis apareciendo a Coromoto y nos dejasteis una preciosa prenda de vuestro amor en una milagrosa imagen, apiadaos de nosotros, aliviad nuestros males, poderosisima Abogada Nuestra y fortalecednos en la lucha contra los enemigos del alma.

¡Oh protectora de Venezuela! Haced que nuestra nación siga siempre en sus leyes, en sus costumbres y en sus empresas, los sabios y salvadores principios del Santo Evangelio, proteged nuestras instituciones, desterrad de nosotros el vicio, la impiedad e indiferencia religiosa; en una palabra RENOVAD LA FE en nuestra amada patria. Amén

«Si eres el Hijo de Dios, convierte estas piedras en pan con tu palabra» (Mt 4,3)

 Imagen
Propúsole si era Hijo de Dios, porque esto era lo que más cuidado le podía dar y deseaba algún indicio para reconocerlo, pero el Salvador del mundo le respondió sólo a las palabras:
«No vive el hombre con solo pan, sino también con la palabra que procede de la boca de Dios (Mt 4, 4)
y tomó el Salvador estas palabras del capítulo 8 del Deuteronomio. Pero el demonio no penetró el sentido en que las dijo el Señor, porque las entendió lucifer que sin pan ni alimento corporal podía Dios sustentar la vida del hombre. Pero aunque esto era verdad y también lo significaban las palabras, el sentido del divino Maestro comprendió más, porque fue decirle:
 
(Este hombre con quien tú hablas vive en la Palabra de Dios, que es Verbo divino, a quien hipostáticamente está unido; y aunque deseaba saber esto mismo el demonio, no mereció entenderlo, porque no quiso adorarle).
 
 
 
Mística Ciudad de Dios. Sor María Jesús de Agreda.
 
 
 
 
 

Y tú?…¿Qué eliges y valoras en tu vida?…Monasterio de la Sagrada Familia te responde:

La consideración primordial debe ser que cada persona en última instancia, elige su propio destino. Cada persona en última instancia, busca y sigue después lo que él o ella valora. Por lo tanto, los que mueren fuera de la Iglesia (Católica), lo hicieron porque no querían seguir a Dios y no querían la verdad. Querían seguir su propio camino, y eso es lo que hicieron. 

(Repuesta de correos diarios dirigidas al Monasterio de la Sagrada Familia)

Visita: http://www.mostholyfamilymonastery.com/

 

Revelaciones: «Pocos se Salvan»

En esta visión habló el Altísimo a la Divina Reina:

 “Quiero, amiga mía, que de nuevo conozcas en mi ser, el pequeño número de los que me han de conocer y amar como escogidos y cuán dilatado y grande es el de los ingratos y réprobos

(“No es posible manifestar los ocultos misterios que conoció María Santísima en el Señor, porque vio en él todas las criaturas presentes, pasadas y futuras, con el orden que habían de tener todas las almas, las obras buenas y malas que habían de hacer, el fin que todas habían de tener…”)

              Y dijo la Reina:

 “Para todos queréis, Dios mío, la vida eterna, pero serán pocos los que agradezcan este inestimable beneficio y muchos los que le perderán por su malicia…”

 

 (Día quinto antes de la Encarnación, Mística Ciudad de Dios, Sor María Jesús de Agreda)

Voto de Castidad

 

 

Cumpliendo lo prometido, “perseverando día a día en el voto comprometido, la persona lejos de disminuir su libertad, la perfecciona en grado sumo”. No tengáis miedo de lo que el mundo dice, al contrario, porque la castidad es, sin embargo, la expresión más nítida de la racionalidad. 

El dominio de sí está ordenado al don de sí mismo. La castidad conduce al que la practica a ser ante el prójimo un testigo de la fidelidad y de la ternura de Dios”. La castidad, adornada de humildad restaura y hace transparente y confiable tu persona y hasta tu mirada, así, adornado de esta hermosa flor, huirá de tu vida el hastío, el desorden y la amargura y serás sal en medio del mundo.

Haz tu voto en un momento de fervor, con la certeza interior de que El señor quiere que lo hagas y de que vas a recibir todo Su auxilio para que puedas cumplirlo. La Virgen María, nuestra madre, nos ayudará a cumplir nuestros votos.

                                                                                                                                                     «Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea en tan graciosa belleza, a ti celestial princesa Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día, alma, vida y corazón, no nos dejes Madre Mía, y envíanos tu Santa Bendición, que la recibimos en el nombre (+) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo». Amén.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Tomado de Sofronio.

Un esclavo vuelve a la vida por mandato de Nuestra Señora de bautizarse para entrar al Cielo

 

  Llamaron al padre de nuestro colegio, para que le dispusiese en aquel trance, el padre lo dispuso confesándole y disponiendo de los demás Sacramentos y se volvió luego a nuestra casa; donde lo volvieron a llamar en 4 horas por pedido del enfermo, hállale congojado y con ansias le pedía el Santo Bautismo; los presentes dijeron al padre que se enajenó de los sentidos y el moreno dijo: “No es así padre, que luego morí y fui llevado al otro mundo y me hallé en unos campos apacibles y caminando con gusto hacia el cielo.

    Pero al mejor tiempo, me salieron en el camino vestidos de gloria la Santísima Virgen a quien yo rezaba todos los días y 2 Ángeles que la acompañaban, pregúntome Nuestra Señora ¿qué adonde iba? Respondí: que al cielo; replicó: no es posible que vengas acá, porque no estás bautizado, vuelve al mundo, y recibe el Santo Bautismo…

 – No Señora, dije yo, no quiero volver más al mundo ni vivir en él, 

–  No puede ser menos, dijo Nuestra Señora…porque NINGUNO PUEDE ENTRAR AL CIELO SIN EL SANTO BAUTISMO. Vuelve allá y pide por el padre que cuida de los morenos, y dile lo que haz visto, y yo te digo: que te enseñe, te bautice y luego volverás acá que yo tendré cuidado de enviar por ti.

 

   Revisó el padre los libros y halló que no estaba bautizado, lo catequizó y lo bautizó, y luego cumplió Nuestra Señora su palabra tan pronto que a las 2 horas lo llevó para su gloria: en que veras cuan necesario es para la vida el Santo Bautismo y como en todo tiempo da Nuestro Señor avisos de su importancia, para apoyo de nuestra Santa Fe, pues sucedió este caso después que yo comencé a escribir este libro, el cual supe de persona que lo oyó del Padre que lo bautizó, que hoy vive y al que fue bautizado ya goza de Dios eternamente en el cielo.

 

 

 

San Agustín bautiza a uno que regresa de la muerte y que creía ser de los fieles

“Yo fui llevado al otro mundo, a donde en llegando dijeron: “no es este Curma, sino el herrero (que es de mi propio nombre), el citado para este lugar. Vuélvase este y venga el otro.

    Dicho esto, me mandaron volver a mi…; pero antes de venirme vi cosas extrañas que no sabré repetir…pareciome también, que vi algunos de los que viven hoy…y un Clérigo se me llegó al oído y me dijo: “Ve a Bona y pide al Obispo Agustino que te bautice”…de allí me llevaron al lugar del Paraíso, a donde vi muchos conocidos, y uno de ellos me dijo: “Si quieres venir a este lugar, y gozar de esta gloria, ve a Bona, y pide el Bautismo. Ya le he recibido, respondí. Y el replico: “no los haz recibido de verdad”.

  Todos le dieron crédito con no pequeña admiración de lo que oían haber pasado a un fiel, y él le dio a la vocación de Dios, porque en convaleciendo, vino a Bona por la Pascua, cuando celebramos el Santo Bautismo, y le recibió entre los demás, bautizándole yo por mi mano, aunque no me dijo cosa de las que aquí escribo, pero oídas a otros, y queriéndome certificar de ellas, le llamé pasado dos años, y me las refirió todas, como las había oído. 

 

San Agustín, Doctor de la Iglesia Católica: “4to. Libro de Cura pro Mort. ger. Capítulo 12.

 

Nadie puede salir del estado de pecado y santificarse sin que se le aplique la sangre de la Redención.

            Papa San León Magno, carta dogmática a Flaviano, Concilio de Calcedonia, 451:
“Dejad que preste atención a lo que el bienaventurado apóstol Pedro predica, que la santificación por el Espíritu se realiza por la aspersión de la sangre de Cristo (1 Pedro 1, 2), …Tampoco hay que resistir el testimonio del bienaventurado Apóstol San Juan: la sangre de Jesús, su Hijo, nos purifica de todo pecado (1 Juan 1, 7);  Porque tres son los que testifican: el Espíritu, el agua y la sangre, y los tres se reducen a uno solo (1 Jn. 5, 4-8). EN OTRAS PALABRAS, EL ESPÍRITU DE SANTIFICACIÓN Y LA SANGRE DE REDENCIÓN Y EL AGUA DEL BAUTISMO. ESTOS TRES SON UNO Y PERMANECEN INDIVISIBLES. NINGUNO DE ELLOS ES SEPARABLE DE SU VÍNCULO CON LOS DEMÁS[1].

      Y si esto no fuera suficiente para probar que la carta del Papa San León es sin duda infalible y dogmática, téngase en cuenta el hecho que también fue aprobada por el Papa Virgilio en el Segundo Concilio de Constantinopla (533)[2] y por el Papa San Agato en el Tercer Concilio de Constantinopla (680-681)[3]. También fue confirmada infaliblemente por una serie de otros Papas, incluyendo: el Papa San Gelasio, 495([4]), el Papa Pelagio II, 533([5]), y el Papa Benedicto XIV, Nuper ad nos, 1743([6]).

     Papa San Gelasio, Decreto, 495: “Igualmente la carta dogmática del bienaventurado Papa León a Flaviano (…) si alguno disputare de su texto sobre una sola tilde, y no la recibiere en todo con veneración, sea anatema[7].

      Ahora, en la sección de la carta dogmática del Papa San León, anteriormente citada, él trata de la santificación por el Espíritu. “Santificación por el Espíritu” es el término aplicado para la justificación del estado de pecado. La justificación es el estado de gracia. Nadie puede llegar al cielo sin la santificación por el Espíritu [la justificación], como admiten todos que se profesan católicos. El Papa San León afirma, por la autoridad de los santos apóstoles Pedro y Juan, que esta santificación por el Espíritu se realiza por la aspersión de la sangre de Cristo. Es sólo mediante la recepción de esta sangre de Redención, demuestra él, que uno puede cambiar del estado de Adán (pecado original) al estado de gracia (justificación/santificación). Es solamente por esta sangre que la santificación por el Espíritu surte efecto. Este dogma fue definido también por el Concilio de Trento.

Papa Pablo III, Concilio de Trento, sesión 5, del pecado original, ex cathedra: “Si alguno afirma que este pecado de Adán () se quita por las fuerzas de la naturaleza humana o por otro remedio que por el mérito del solo mediador, nuestro Señor Jesucristo, el cual, hecho para nosotros justicia, santificación y redención (I Cor. 1, 30) nos reconcilió con el Padre en su sangre; o niega que el mismo mérito de Jesucristo se aplique tanto a los adultos como a los párvulos por el sacramento del bautismo, (…), sea anatema”[8].

Papa Pablo III, Concilio de Trento, sesión 6, cap. 3, ex cathedra: “Más, aun cuando Él murió por todos, no todos, sin embargo, reciben el beneficio de su muerte, sino sólo aquellos a quienes se comunica el mérito de su pasión[9].

Extracto tomado del libro: «Fuera de la Iglesia no hay Salvación». Monasterio Sagrada Familia

Sermón de la cura del leproso: Evangelio 8 según San Mateo

Para rito de purificación en la antigua Ley debía presentar los pobres dos pájaros vivos, el sacerdote hacía degollar a uno de ellos en un vaso de barro, y mezclar su sangre con agua muy pura, y dejando al otro vivo, lo hacía atar a una vara de cedro y a una rama de hisopo con un hilo rojo. Después mojando la rama de hisopo en el agua mezclada con la sangre del pájaro inmolado, rociaba al hombre siete veces.

De aquí procede que los Padres y los Interpretes reconocen unánimemente este rito como figurativo y profético del gran misterio de purificación que se cumplió en Jesucristo y por Jesucristo…porque la sangre y su muerte comunicó la virtud saludable y expiadora a las aguas de sus Sacramentos; habiendo dicho San Pablo del Bautismo en particular en Romanos 6: “todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte ” , finalmente la aspersión se hizo siete veces, porque la gracia séptupla del Espíritu Santo en los siete Sacramentos borró en los hombres, curados por la Religión de Cristo, las manchas de los siete vicios capitales.

“Vos me rociareis con el hisopo, y quedaré limpio. Vos me lavareis con agua misteriosas, y quedaré más blanco que la nieve” Salmo 50.

Consejos Católicos de como predicar en esta Gran Apostasía

1.- Concéntrate en la idea de que tu apostolado no va a triunfar en cuestión de números, ni en cuestión de conversos, ya que la mayoría de la gente prefiere ver y leer otras cosas, y ademas no quieren convertirse,…
2.- Regocijarte en hacer lo mas que puedas, teniendo en cuenta el primer punto, que tu apostolado no convertirá a la ciudad ni a la nación, quizá solo a una persona en toda la nación, tu recompensa sera equivalente a si hubieras convertido a miles, por que hiciste TODO para convertir a miles, solo que esos miles estaban muy ciegos y endurecidos.
3.- Complacete en la idea de que estamos los que estamos, y somos y seremos muy poquitos, por que escrito está: «¿Cuándo vuelva el hijo del hombre, hallara Fe en la tierra?» felices de nosotros!!! pero es suficiente,.. un solo católico por país, es suficiente,… yo me regocijo.
4.- Medita mucho en que tus conocidos, tus familiares, tus amigos, y toda la gente que tu estimas, es muy poco probable que se convierta y se salven, no dejes que su amor te torture y te haga renegar o pensar que Dios es muy riguroso, y si es posible, elimina el afecto que puedas en alguien que no reaccione a la predicación, por que es enemigo de Cristo, enemigo del sumo bien, amigo de los demonios, uno no debería de seguir amando o estimando a esas personas, (tampoco es útil odiarlas en si mismas, sino solo odiar lo que hacen) pero si no puedes evitarlo (el estimarlas) encomiendalas a Dios, pero sin centrarte mucho en su conversión para que tu seas feliz.
Veni Iesu Veni

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Los Novísimos del Hombre

"Los postrimerías del hombre: Muerte, Juicio, Infierno y Gloria" del P. Martín von Cochem