Sermón de la cura del leproso: Evangelio 8 según San Mateo

Para rito de purificación en la antigua Ley debía presentar los pobres dos pájaros vivos, el sacerdote hacía degollar a uno de ellos en un vaso de barro, y mezclar su sangre con agua muy pura, y dejando al otro vivo, lo hacía atar a una vara de cedro y a una rama de hisopo con un hilo rojo. Después mojando la rama de hisopo en el agua mezclada con la sangre del pájaro inmolado, rociaba al hombre siete veces.

De aquí procede que los Padres y los Interpretes reconocen unánimemente este rito como figurativo y profético del gran misterio de purificación que se cumplió en Jesucristo y por Jesucristo…porque la sangre y su muerte comunicó la virtud saludable y expiadora a las aguas de sus Sacramentos; habiendo dicho San Pablo del Bautismo en particular en Romanos 6: “todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte ” , finalmente la aspersión se hizo siete veces, porque la gracia séptupla del Espíritu Santo en los siete Sacramentos borró en los hombres, curados por la Religión de Cristo, las manchas de los siete vicios capitales.

“Vos me rociareis con el hisopo, y quedaré limpio. Vos me lavareis con agua misteriosas, y quedaré más blanco que la nieve” Salmo 50.

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